Me he dado cuenta de una cosa:
Cuando lloras, desearía ser una pequeña embarcación hecha de sueños, para poder navegar por tus mejillas y tocar suavemente tu piel.
Cuando ríes, desearía ser una maquina de fotografías averiada, para poder sacarte fotos pero nunca eliminarlas.
Cuando duermes, desearía ser una manta hecha del algodón mas dulce, para rozar levemente tu piel, y que me abraces, y no quieras dejarme ir.
También me he dado cuenta de otra cosa: no puedo vivir sin ti.
A veces me gustaría que fueras una bebida, para poder tomarte traguito a traguito, y saborearte lentamente en mis labios. Aunque se que yo nunca probare los tuyos, perdí mi oportunidad.
O directamente que yo fuera esa comida que tanto te gusta, para que puedas comerme de a pequeños mordiscos, y estar dentro de ti.
Pero sobre todas las cosas, desearía que todo fuera como antes, donde pasabas la mayor parte del día sentado junto a mí, enviándome esas atrevidas miradas de azúcar y dulce, que yo inconscientemente respondía. Cuando tú levantabas la cabeza buscando a la chica de ojos oscuros, cada vez que entraba a una habitación en la que te encontrabas. Cuando pasábamos la mayor parte del día charlando sobre sueños imposibles, secretos inconfesables y cosas que no nos atreveríamos a repetir, por miedo a quedar demasiado ridículos. Pero estoy segura de que te acuerdas de cada palabra que dije con los mismos labios que ahora mismo están diciendo: TE QUIERO.
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